martes, 24 de mayo de 2011

Comienzo.

 Un día cualquiera de un verano inexistente.
Me quedé quieta, observando lo que pasaba a mi alrededor, mirando cosas que no podía llegar a ver, escuchando, tan solo escuchando.
Me llegaba un sonido, y en mi cabeza se formaba una imagen que podía haberlo creado. Un dibujo, y tras el, una sonrisa. Abrí los ojos, y la realidad descendió brúscamente.

 Día 18, invierno del año anterior.
Me levanté del colchón que tenía colocado en el suelo, la luz ya me había alcanzado. Crucé mi habitación sin ganas, y agarré uno de los extremos de la ventana, abriéndola. Me estremecí por el frío, pero no me moví de allí, me quedé quieta, mientras miraba los árboles que formaban un pequeño bosque a la izquierda de la casa. Ellos se estremecían como yo, sus ramas se retorcían y chocaban unas con otras, mientras que las pocas hojas que les quedaban se caían pintando el suelo blanco. Hoy no tenía que hacer nada, nada con lo que entretenerme, nada para ayudarme a pasar otro día.
Llegué hasta la puerta, andaba despacio, quizás demasiado, y frené aún más al llegar hasta las escaleras. Las bajé torpemente, y la luz que entraba de los ventanales me bañó la cara, haciéndola ver más pálida aún.

Cuando pasó una hora, después de haber estado mirando a la nada me levanté del sofá marrón que había apoyado en la pared, y cogí un vaso de agua. Le pegué un pequeño trago, y lo dejé sobre la mesa antes de dar un respingo.
Ya sabía quien era.


Me giré sobre la mesa, y me quedé mirándole allí .El también estaba mirándome desde el otro extremo de la puerta, con una media sonrisa en la cara, tiritando por el frío. Me acerqué despacio. Tenía los brazos cruzados sobre si mismo, al igual que yo.
Tamborileó en la puerta con los dedos, y le abrí.
Entró de un empujón, soltando un taco en voz baja.  

- No coges el teléfono. -explicó- No le contesté enseguida, ni siquiera se si lo hice, no lo recuerdo, no se si quiero recordarlo.
Me encogí de hombros, mientras el no paraba de moverse para entrar en calor.

- Hace frío, ¿eh? -sonreía- Me limité a asentir, mientras que el me atravesaba con la mirada de arriba a abajo, intentando encontrar una explicación a lo que pasaba. Y en realidad, no pasaba nada, estaba cansada.
Así que me esforcé por parecer un poco mas amable.

- Estás tiritando, ahí tienes una manta -sonreí levemente mientras señalaba un rebuño arrugado en el suelo, al pie del sofá.-

Pegó un pequeño salto, se agachó y la cogió. Se quitó la chaqueta que llevaba, y la dejó sobre la mesa mientras se arropaba.

- Va a ser un invierno duro -observé- Me correspondió con una sonrisa, y asintió levemente mientras observaba el salón, descubriendo lo que  había dejado de lado. Además de a el.

Miré el suelo, bajando la mirada.
Me sonrió amablemente mientras yo permanecía sería, y le estudiaba con atención.
Quizás había dejado demasiadas cosas de lado.

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